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Elecciones en Estados Unidos: ¿una segunda oportunidad para los Demócratas?

No necesariamente.


Imagen: Element5Digital, S/N [fotografía], 2018, https://bit.ly/3SLFWmr


Después de semanas de especulaciones sobre su salud, en una anomalía histórica, el aún presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, anunció este domingo que se retiraba de la contienda a la titularidad del Ejecutivo de aquel país, en la que es la salida más tardía de la carrera presidencial en la Unión Americana. Y es que pareciera que los primeros minutos del debate de junio pasado bastaron para terminar, no solo con su campaña, sino también con su carrera política de aproximadamente cinco décadas en la vida pública estadounidense. Tras este hecho, las especulaciones sobre quién le reemplazaría en la contienda no se hicieron esperar y, a los pocos minutos, el mismo Biden mostró su respaldo a la vicepresidenta Kamala Harris como su abanderada para ocupar la Oficina Oval a partir del próximo noviembre.


En días recientes han venido más demostraciones públicas de apoyo por parte de algunos demócratas de alto perfil, como Bill y Hillary Clinton, Nancy Pelosi y los legisladores Chuck Schumer y Hakeem Jeffries (dos de los demócratas con más peso dentro del congreso estadounidense), entre otros. Al respecto, vale la pena destacar que si bien el respaldo a Harris (especialmente aquél de parte del todavía presidente Joe Biden) ha supuesto algún nivel de influencia sobre los delegados del partido, estos no están obligados a traspasar automáticamente su intención de voto a la candidata. Al contrario, estos poseen la facultad de votar por cualquier candidato que resulte de su preferencia. Por este motivo, aun cuando Harris señala que ha logrado afianzar el apoyo de suficientes delegados para convertirse formalmente en la candidata del partido y que, ciertamente es el escenario más probable, habrá que esperar la decisión del Partido Demócrata que originalmente anunciaría la decisión oficial después de su Convención Nacional (a celebrarse entre el 19 y 22 de agosto en Chicago), pero que ahora tiene un nuevo calendario: el Comité de Reglas de la Convención informó este miércoles el adelanto del proceso al 1 de agosto. Lo anterior, con la intención de elegir al o la candidata del partido cuanto antes. Igualmente, estableció que el compañero de fórmula deberá anunciarse antes del 7 de agosto, fecha límite para la votación en Ohio.


A todo esto, la interrogante que verdaderamente ocupa a un gran porcentaje de los analistas es si Harris sería una candidata con la fuerza suficiente para derrotar a Donald Trump en las próximas elecciones y si realmente representa una segunda oportunidad para los demócratas de mantener el poder sobre la Casa Blanca. Y es que, en tiempos electorales tan dinámicos, y a pesar de ser la opción más lógica para Biden, Kamala Harris no es necesariamente la candidata más fuerte para enfrentarse a un oponente tan mediático como Donald Trump (así como aquél no forzosamente se convertirá en el próximo presidente de los Estados Unidos).


En el supuesto de que evaluáramos únicamente el bienestar físico y mental de los candidatos, pareciera que Harris sería indiscutiblemente mejor candidata que Biden, dadas las condiciones. No obstante, un gran porcentaje de los votantes no piensa lo mismo. En este rubro, la Vicepresidenta tiene un porcentaje de aprobación que ronda el 38%, una cifra que no dista mucho del rating de aprobación actual de Biden (36%), ni del de Trump al terminar su administración en 2021 (34%).


En otras mediciones, una encuesta llevada a cabo por Bendixen & Amandi Internacional posterior al primer debate, sorprendentemente posicionaba a Hillary Clinton en la presidencia y a Kamala Harris en la Vicepresidencia como la dupla más sólida para vencer a Trump, considerando una ventaja corta del 3%; seguido por Harris en la presidencia y Josh Shapiro (Gobernador de Pennsylvania y uno de los nombres sonados como potencial candidato demócrata) como Vicepresidente con una ventaja de 2% por encima del expresidente Trump.


El proceso vigente habilita el flujo de información en tiempo real, y aunque algunas casas encuestadoras empiezan a posicionar a Harris aventajando levemente a Trump (y viceversa), estadísticamente hablando, aún estamos frente a un empate técnico. Con esto, es irrebatible que la candidatura a la Vicepresidencia es un componente esencial para la posible victoria de Harris. En esta línea, destaca que no solo Shapiro ha estado en el radar, sino que otros demócratas como Andy Beshear, gobernador de Kentucky, Gavin Newsom, gobernador de California o J.B. Pritzker, gobernador de Illinois, han estado también en el ojo público como posibles aspirantes.


La clave entonces para llegar a la Casa Blanca parece estar en la elección de una mancuerna que se encuentre entre las favoritas de los votantes, especialmente en aquellos demócratas que han ganado estados conservadores o alguno de los swing states, como Pensilvania o Michigan (con 20 y 15 votos electorales, respectivamente). Esto siendo un factor innegociable, puesto que numerosos electores han tildado el desempeño de Harris como uno no proactivo; incluso considerando muchos de ellos que ha tenido un papel cuestionable como vicepresidenta de la Unión Americana, sin méritos propios verdaderamente reconocibles o fáciles de identificar. Indiscutiblemente, Kamala Harris tendrá que poner especial atención en el corto periodo que queda hasta las elecciones, si es que quiere asegurar verdaderamente los votos de los electores que permanecen indecisos.


Por lo anterior y aun heredando la infraestructura de campaña de Biden, Harris se beneficiaría también de ejercer un proceso de campaña más confrontativo; uno que verdaderamente le habilite un espacio real para probar sus capacidades frente a los retos que se le presenten (más allá de limitarse a una mera abdicación). Al respecto, Donald Trump ha expresado su interés por sostener varios debates con ella, lo que pareciera casi una necesidad por satisfacer su deseo de salir triunfante de dicho ejercicio contra un contrincante más simétrico. Con todo, valdría la pena que sus asesores le aconsejaran tal únicamente si las encuestas en los estados bisagra lo posicionan fuera del margen de error, ya que un mejor desempeño que el de Biden por parte de Harris en el debate (que definitivamente lo tendría) no sería favorable para Trump entre los votantes indecisos).


En suma, la salida de Joe Biden de la contienda electoral puso a los demócratas en una situación casi sin precedentes; en palabras de Obama, navegando por aguas desconocidas. Lo cierto es que, frente a varios posibles escenarios, el partido tendrá que demostrar cohesión y fuerza si busca que Estados Unidos sea, por primera vez, liderado por una mujer.


Este texto fue escrito por Itziar Berganza, Consultora en Grupo Estrategia Política.  

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